El Elogio de las sombras, Junichiro Tanizaki

El texto habla sobre los diferentes acercamientos estéticos entre occidente y Japón. Entre otros,  encontramos la valoración y hasta idealización del vacío, la sombra , el pasar del tiempo.
Mientras en occidente lo brillante, luminoso, lleno y nuevo son grandes atributos de un objeto;
La pátina del tiempo, los rincones en la obscuridad y la falta de decoración superflua caracterizan la estética japonesa.

Entre otras preocupaciones, el escritor resalta el abuso de la luz eléctrica, y las transformaciones estéticas que esto implica en la sociedad. Partiendo de la idea que la luz delinea la forma en la obscuridad, la fuerza de dicha luz crea el mundo que nos rodea. Eh ahí la importancia de la sutileza de la luz, y el juego de sombras que ésta proyectará.

Algunos juegos de luz característicos de dicha cultura son los toques dorados enmarcando la esquina de algún obscuro mueble, que serpentean con los lejanos rayos de luz que los acarician, apareciendo y desapareciendo en la penumbra; También cuentan con una especie de nicho decorativo en la salas principales, en done colocan algún cuadro (de preferencia antiguo) y flores u objetos que armonicen con éste. La importancia de dicho nicho no son los objetos que contiene, pero las sombras que alberga en él y le dan profundidad y misticismo a la habitación.

El elogio a la obscuridad abarca todos los aspectos de la vida japonesa, desde la arquitectura, pasando por los rituales alimenticios, hasta el comportamiento y arreglo femenino. Por cuestiones prácticas la arquitectura japonesa consta de grandes techos que recubren las casa, protegiéndolas de cambios climáticos debido a la falta de cemento, vidrios y otros materiales que les permitieran tener ventanas. Esto tiene como repercusión la falta de luz dentro de los hogares. 
Los japoneses, tal como lo expresa el escritor en el libro, en contraste con los occidentales se adaptan a las circunstancias y tratan de hacer lo mejor de éstas (considera que en occidente la mentalidad es de constante búsqueda de superación). Su forma de adaptarse a ésta falta d luz en los hogares fue acogerla y explotarla, haciendo aún más sutiles las fuentes de luz que iluminaban las estancias, y jugando sobre todo con la penumbra y los contrastes que se pueden conseguir en ella.
A tal punto que las mujeres japonesas de cierta época, además de estar completamente recubiertas entre montañas de telas que sólo dejaban vislumbrar cara y manos, tenían como moda el pintarse los dientes y labios de colores obscuros para así resaltar la blancura de su tez.

Dé estos contrastes de sombras que hacen resaltar la poca luz, podemos aprender mucho. En vez de constantemente concentrarnos en agregar, subrayar y abrillantar podríamos considerar trabajar con la evocación indirecta.
Así como la patina de la plata la viste de elegancia y sabiduría , dejar que la obscuridad nos enseñe a apreciar las sutilezas que en ella se esconden.



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